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domingo, 5 de enero de 2025

Volvemos a la Puebla de los infantes parte 1

Aviso!!! Esta entrada estaba destinada a publicarse entera, pero el formato de blogger no me lo ha permitido ya que no se permitan más de 2000 caracteres de texto.


Que pasa chavales, hoy traigo la historia de la primera excursión del año 2025, esta vez, para comenzar el año con mucha fuerza, (y frío), nos regresamos a las memorias del año 20,24 y tomamos la nostalgia por nuestra mano, acabando así en el coche a las ocho, para regresar al sendero del pantano del Bembézar en la Puebla de los infantes una vez más, mala decisión porque cuando llegamos nos acompañaba la maravillosa imagen de -1º bajo cero, el campo helado y yo medio resfriado, (que por cierto mientras escribo esto me estoy recuperando de un catarro gordo).



Paloma torcaz,(Columba palomus), justo al comienzo como el año pasado

Bueno, comenzamos el sendero desde el mismo lugar que el año pasado, todo estaba igual, la maleza y las plantas quizás más crecidas pero como hace ya un año no puedo demostrarlo aunque es obvio.

La espesa bruma que cubría el pantano era tremenda, parecía casi algodón pegado a las orillas, pero se fue disipando según fue saliendo el sol.

Hay unas construcciones abandonadas al comienzo del sendero, de las cuales el año pasado no hablé porque no sabía su procedencia, pues ya me he enterado de que se tratan de construcciones para realizar casas hoteles ilegales, para crear pequeñas urbanizaciones en las cuales la policía intervino y acabaron con las obras, actualmente, estas deshabitadas casas parecen escenarios de escenas de terror, solas y bacías, casi como un cementerio.


Torreta en el comienzo de la urbanización


¡¡¡¡Pantanooooooooooo!!!!

Pasamos por las curvas donde anteriormente, el año pasado concretamente, habíamos visto el sapo atropellado momificado, esta vez no había nada, pero en la carretera de entrada, antes de llegar a la puebla, si que habíamos visto un mamífero atropellado, un gato o una marta por su tamaño quizás.


La sierra nos ofrece su aire.


Fotito de las colinas llenas de árboles

Aquí empieza el terror, pasas de curvas cerradas, a un camino "sospechosamente tranquilo", en el que comienzas a delirar mientras pasas por granjas de vacas retintas y ovejas, y alternas de bosque de chopos, encinas, etc... a eucaliptos, de esas cosas que nunca entenderé de los humanos a la hora de alterar el paisaje ofrecido por la sierra.

Por si alguien aún no se ha percatado, la meta de esta carrera es el dichoso pantano!!!


Cada día me cuesta más distinguir la rapaces como este ratonero de aquí abajo, de las palomas domésticas que se avistan en los tejados, no me podréis negar, que algunos ejemplares parecen culturistas con una sobredosis de proteínas del tamaño que me llevan.


Ratonero común en un poste de la luz


Verdecillo,(Serinus serinus)

Aquí terminó, por fin, la cuesta arriba, ahora empieza la cuesta abajo, otra subida, otra rampa otra...

Por aquí se pasa por un conjunto de pequeñas casas, preparadas para aguantar las basta sierra, desde donde ya se ve perfectamente la cola del pantano.

Después de todo el lío que se estaba armando por las cuestas, llegamos al coloso, una cuesta tan alta y empinada que ni los habitantes de la zona saben como se ha formado.

Arriba se encuentra un pequeño trozo de civilización, de gente que como a nosotros nos gustan los contratiempos en el campo, y pos aquí se instalan.


Imagen del camino


Gorrión sobre las placas solares


Herrerillo común,(Cyanistes caeruleus)

Hasta aquí la primera parte chavales, nos vemos en la segunda.

viernes, 19 de abril de 2024

¿Seminario cerrado? ¡¡Guadalora abierto!!

Buenos días, hace una semana estuvimos planeando realizar una escapada a Hornachuelos para hacer la ruta del Seminario.
Bueno pues el sábado decidimos hacerlo, salimos temprano con el coche, rumbo a la sierra de Hornachuelos.

Cuando llegamos nos sorprendimos al ver que había tanta agua, las ultimas lluvias de semana santa habían conseguido llenar casi por completo el pantano.


Desgraciadamente cuando llegamos a la entrada del camino nos topamos con esto.


El camino estaba cerrado debido a los múltiples derrumbes de tierra que han habido en los últimos días y el camino estaba en obras.

Siendo sincero, me dolió mucho que la aventura se acabara en este punto.
Aunque no se tenía que terminar, como este sendero estaba cerrado, decidimos ir a otro lugar de la sierra que teníamos pensado como segunda opción.

El camino del Guadalora.

Antes de partir, fotografié un poco de la fauna autóctona.


Paloma torcaz.


Grupo de aviones comunes.

Llegamos al lugar y estaba todo muy tranquilo, no había nadie y la temperatura era espectacular. Comenzamos a andar por el sendero y lo primero que me percaté es que dentro, la temperatura descendió por lo menos 4 o 5 grados.


Lo mejor es que cuando llegamos a las orillas del riachuelo, ¡tenía agua!


Al fin he podido verlo lleno de agua, ya que en los paseos anteriores no tenía ni una gota. Los árboles tenían un brillo magnífico. Había muchísima vida alrededor del agua, incluso pudimos ver algunas ranas.


Curioso sendero, que mezcla un camino tupido y uno abierto, este posee imágenes impactantes, de grandes cuestas, caminos estrechos y gigantescas rocas y salientes que multitud de especies como los buitres y los Hirúndidos utilizan para anidar.

De hecho, durante todo el recorrido pude observar la mitad de las especies europeas de Hirúndidos: Golondrina común, Avión común, Vencejo común y pálido, algunos ejemplares de Avión roquero que estaban anidando en el peñón y los primeros ejemplares de Golondrina Dáurica de la zona.

Los únicos que faltaron fueron el Avión zapador (que en la zona es raro y muy escaso), el Vencejo real y las dos especies de vencejos culiblanco (Vencejo cafre y moro).

Curioso vídeo que logré captar de un par de ranas peleándose a las orillas del riachuelo.






El sendero parecía el bosque negro, de la saga del Señor de los Anillos.

No faltaron las rapaces de gran tamaño, cuando volvíamos de caminar, la temperatura ascendió mucho y los Buitres leonados aprovecharon esto para salir a buscar alimento.


Gigantes nobles, que vigilan cualquier movimiento.



Eso es todo por hoy camperos, espero que os gusten las imágenes y la historia.
Un saludo y hasta otra.

 

sábado, 27 de enero de 2024

Excursión a la puebla de los infantes 1ºParte

Aviso: esta historia es bastante larga, por lo que la resumiré en dos publicaciones. Gracias.

 Mi día empezó a las 7:00, comenzamos a desayunar y a prepararnos tempranos para estar allí sobre las diez o las nueve. El camino hasta allí es bastante largo.

Comenzamos el camino de ida con el coche, tardamos algo menos de una hora. Casi nos perdemos en una rotonda pero al final encontramos el camino correcto.

Cuando llegamos allí, hacía bastante frío, la verdad es que en ese momento lo de "temperaturas de primavera" se notó bastante poco.

                       

El lugar donde aparcamos era un llano bastante grande con arbolado disperso y una gran montaña por escalar nos cerraba el paso.



Comenzamos a caminar, el sendero tenía una 15km de recorrido y la mitad de este era cuesta arriba.
Estábamos rodeados de Colirrojos, Herrerillos, Carboneros y Pardillos, los cuales saltaban de árbol en árbol.


Paloma torcaz (columba palumus)

El camino iba alternando entre un tipo de arbolado y otro, pasabas de una pequeña hilera de olivos a un arbolado disperso, alcornoques y almendros bravíos.


Había una humedad impresionante.


(Copriopsis lagopus) También conocido como
Hongo pie de liebre.

Me parece extraño encontrar esta especie ahora debido a que normalmente solo se encuentra
en otoño y verano.

Continuamos andando y me fijé, que en uno de los bordes de la carretera había unas plumas negras esparcidas por allí, resultaron ser de una Abubilla, aunque no se si fue atropellada o si se estaba peleando cuando cayeron allí. Cerca no había ningún pájaro atropelladlo así que probablemente se estaba peleando cuando se le cayeron.  

En total fueron cinco rémiges, ósea plumas de la cola, probablemente de un adulto.


Pasando por el camino vimos que estábamos en alto, había un pequeño precipicio debajo, me asomé y me fijé que no era un precipicio sino un puente.


Continuando con el camino, seguimos subiendo y subiendo, al llegar a una curva nos percatamos de algo que no encajaba, en medio de la curva estaba este gran sapo atropellado, que por el estado en el que estaba llevaba ya un buen tiempo allí. 

Los sapos aunque la gente no lo sepa, viven en la tierra y no en el agua. Cuando se reproducen, se trasladan al agua, donde tienen que desovar, y después tiene que volver a la tierra y en ese momento cruzan por estas carreteras que, aunque poco transitadas son carreteras, y son atropellados. 

                             

 Proseguimos la caminata y ¡por fin, el pantano! Aunque no habíamos hecho ni 6km en ese momento ya se divisaba a lo lejos, aunque todavía nos quedaba un buen trecho.



                                              
                                   Por aquí estábamos caminando. 

Eso es todo por esta parte camperos, esperad a la segunda que no tarda nada. Un saludo.