Aviso!!! Esta entrada estaba destinada a publicarse entera, pero el formato de blogger no me lo ha permitido ya que no se permitan más de 2000 caracteres de texto.
Que pasa chavales, hoy traigo la historia de la primera excursión del año 2025, esta vez, para comenzar el año con mucha fuerza, (y frío), nos regresamos a las memorias del año 20,24 y tomamos la nostalgia por nuestra mano, acabando así en el coche a las ocho, para regresar al sendero del pantano del Bembézar en la Puebla de los infantes una vez más, mala decisión porque cuando llegamos nos acompañaba la maravillosa imagen de -1º bajo cero, el campo helado y yo medio resfriado, (que por cierto mientras escribo esto me estoy recuperando de un catarro gordo).
Bueno, comenzamos el sendero desde el mismo lugar que el año pasado, todo estaba igual, la maleza y las plantas quizás más crecidas pero como hace ya un año no puedo demostrarlo aunque es obvio.
La espesa bruma que cubría el pantano era tremenda, parecía casi algodón pegado a las orillas, pero se fue disipando según fue saliendo el sol.
Hay unas construcciones abandonadas al comienzo del sendero, de las cuales el año pasado no hablé porque no sabía su procedencia, pues ya me he enterado de que se tratan de construcciones para realizar casas hoteles ilegales, para crear pequeñas urbanizaciones en las cuales la policía intervino y acabaron con las obras, actualmente, estas deshabitadas casas parecen escenarios de escenas de terror, solas y bacías, casi como un cementerio.
Después de todo el lío que se estaba armando por las cuestas, llegamos al coloso, una cuesta tan alta y empinada que ni los habitantes de la zona saben como se ha formado.
Arriba se encuentra un pequeño trozo de civilización, de gente que como a nosotros nos gustan los contratiempos en el campo, y pos aquí se instalan.
Hasta aquí la primera parte chavales, nos vemos en la segunda.