miércoles, 6 de agosto de 2025

Crónicas de un pescador despistado

Se podría asegurar con toda certeza que aparte de la fotografía y el pajareo, otra de mis aficiones, entre tantas otras evidentemente, es la pesca. La pesca me ha acompañado en pocas ocasiones en mi vida, sin embargo aquellas pocas en las que he asistido me han fascinado, sobre todo por la incertidumbre de los que podrá o no, sacar.

Hace una semana estuve pescando con un conocido durante toda la calurosa mañana de un jueves, hasta la llegada del medio día, así que hoy os voy a relatar las crónicas de un pescador que se le olvida pescar.

¿Por qué digo que a este pescador se le olvida pescar?, pues es evidentemente es porque yo no soy efectivo como los animales para pescar. Yo soy más bien distraído, porque la cámara la uso mucho más rato que la caña, y mientras esperas a qué algo caiga, estás atento de la caña, pero a mí se me van los ojos al cielo y al suelo, lo que ya es normal.

Pero bueno, siete de la mañana en la laguna, nosotros y mi familia solos. Nada más llegar comenzamos a preparar el equipo, cañas, redes y anzuelos. 

Me sorprende en esos momento la gran cantidad de Golondrinas comunes y Aviones comunes que se están despertando de la calidad noche, durmiendo a gran altura sobre los juncos más separados de la orilla. Mientras, de fondo se escuchan a los Cuervos, ansioso en busca de alimento, y a los Alcaravanes cantando para despedirse de la noche y esconderse.



Golondrinas estirándose y acicalándose

Más tarde, estás avispadas de cola horquillada salen a volar, lo que delata la presencia de bichos que más tarde vendrán hacia nosotros.

Pero en estos momentos hay calma, algún sonido de algo moviéndose por los juncos y algo que venía desde el agua hacia nosotros, y que resultó ser un Cangrejo de río americano.


Cangrejo de río americano,(Procambarus clarkii)

El cangrejo de río americano es muy parecido al Cangrejo de río europeo, pero con variaciones en el tamaño y coloración. Fue introducido en España por motivos comerciales y agrícolas, pero resultó que su gran adaptabilidad lo llevaron a volverse una plaga, y acabaron prácticamente con toda la población de Cangrejos de río europeos. Aquí forman parte de un ecosistema alterado por el hombre, donde convive con multitud de especies.

Mientras el grupo de golondrinas comenzó a alzar poco a poco el vuelo, mientras iban y venían, hasta que al final desaparecieron.

-(Nota del Darío del futuro*): al editar las fotos me he percatado de que en ellas, aparecen dos ejemplares de Avión zapador, y que más tarde comentaré ya que ubicamos uno de ellos volando.




En esta foto se pueden apreciar mejor los ejemplares de zapador, (Riparia riparia)

Mientras, ya echada la caña al agua, el ruido de los matorrales no cesaba, y al ir a revisar nos encontramos este cangrejo enganchado por un hilo de pescar a una rama. Bromas a parte, ya sé que se trata de una especie invasora, sin embargo el animalito tiene derechos vivir así que lo liberamos.


Salvando al pobre cangrejo atrapado

Tras esto, un canto bastante sonoro a la distancia del cerro, nos alertó de dos patos que volaban hacia la zona, tras verlos más de cerca me di cuanta que eran dos Gansos del nilo, especie poco común en la zona y que llevaba sin ver desde 2024, tras los eventos de la Puebla de los infantes.


Gansos del Nilo alimentándose 


Y ya la caña lista y al agua. He de decir que la mañana no fue ni mucho menos aburrida, pero tampoco fue un: "Monstruos de río" porque yo no sé qué les pasó a los peces que tardaron un montón en aparecer y luego ninguno se enganchaba.


Aquí descubrí por fin de que se trataba el ruido, eran un grupo de ratas comunes que rondaba el lugar.


Una de las ratas subiendo por los juncos cercanos

Otro Ganso del Nilo

Y por fin, tras media hora de espera, el anzuelo de mi caña se hundió, y comenzó a arrastrarse hacia los juncos, rápidamente tiré de la caña, resultó ser una Carpa, un pez proveniente de Eurasia y que se extendió por España de forma parecida al cangrejo, este ejemplar pesaba unos dos kilos.

Las carpas, a pesar de ser peces que poseen mucha fuerza no tienen una gran resistencia, por lo que tras varios forcejeos el animal acaba "tumbado" ya que se cae boca arriba y se deja arrastrar sin fuerzas.


Carpa común recién sacada del agua


Mira que colores y que escamas

Después de estas tomas, de vuelta al agua.


Igual que la carpa vuelve al agua, la caña también. Estuvo un rota sin pasar nada interesante, lo más llamativo fueron dos ejemplares de Garza real que pasaron hacia las lagunas cercanas.


Garza real en vuelo 




Agrupación de más de ocho cangrejos bajo mis pies.

Como no picaba nada dejamos la caña a manos de mi padre y nos movimos un poco. Conseguimos acceder a los lados de la laguna, pasando por los juncos, no era la gran cosa, pero quería llegar porque había escuchado cerca dos ejemplares de Lavanderas casacadeñas en pleno repertorio, pero no logramos verlas.


Mientras volvía, un Andarríos chico llegó, y se posó volando delante de nosotros, sin advertir de nuestra presencia.


Andarríos chico,(Actitis hypoleucos)



Y justo después, un grupo de Moritos comunes surcaba los cielos en busca de alimento directamente a la orilla contraria.


Grupo de Moritos comunes, (Plegadis felcinellus)


Más de veinte, y más tarde más de treinta...

Para este punto, ya habíamos sacado un carpa, y poco más que dos o tres cangrejos, sin embargo está vez, el anzuelo volvió a unirse, y al sacarlo, resultó ser un Galápago.

Los Galápagos ya estaban en este lugar antes de que nosotros llegáramos, estos son naturales y no introducidos, y por lo que me han contado se mantienen aquí criando todo el año. Este tuvimos que dejarle el anzuelo porque se lo había tragado, pero no os preocupéis porque cuando se oxide se le caerá.


Galápago forcejeando 

Más tarde un cenizo cruzó la laguna dirección a los Moritos, mientras era atacado por las golondrinas que volvieron tras comer.


Aguilucho cenizo, (Circus pygargus)



Unos momentos después nuestro conocido sacó un pequeño Black bass, que se trata de otra especie introducida por la gastronomía. También se le conoce como lubina negra.

Sin embargo los que habitan esta laguna son pequeños y no llegan a crecer demasiado.

El ejemplar que sacamos había muerto en el proceso ya que se tragó el anzuelo, y más tarde fue aprovechado por un cangrejo.


Lubina negra,  black bass, o blaki para los friends, bilingüismo a tope.

Un Águila calzada sobrevolaba la charca en busca de aves, y logró asustar a un bando de estorninos que se alimentaba en el pasto.


Águila calzada, (Hieraaetus pennatus)





Abubilla escabulléndose 


Cenizo saliendo del agua, tras bañarse. Aquí fue donde me percaté de un ejemplar de avión zapador volando junto a las comunes, mas no pude atinarlo.


Black bass muerto


Y así terminamos la ronda, con una Carpa, cuatro cangrejos, dos Black bass y un Galápago.

De postre, deciros que me parece muy curioso ver a los abejarucos cazando en conjunto con los Blakis, ya que estos les tiraban a los insectos y los abejarucos los intentaban atrapar antes que los peces, pasando incluso por debajo de la caña.


Abejaruco calzando 


Cuervo volando hacia su nido.

Esto ha sido todo por hoy camperos, un saludo y hasta otra.

sábado, 2 de agosto de 2025

Un fino hilo entre la vida o la muerte

 ¿Sabéis?, como ya he mencionado en multitud de ocasiones, el verano deja estragos en nuestra fauna, no solo por lo aplastante que puede llegar a ser, o sus temperaturas, sino porque se convierte en una guerra activa de la que nadie se salva.

Se podría decir que hasta el momento, este ha sido de los veranos que más bichos nos ha tocado traspasar a GREFA o a Medioambiente, por no hablar de aquellos que no pudieron salvarse.

Son muchos factores los que hacen que sea más fácil o más difícil la tarea, a veces gatos o perros, otras veces su localización, y otras veces las mismas personas. Hoy vengo a con contaros un resumen de la experiencia.

Todo esto comenzó en el mes de junio una vez acabado el colegio, cuando recogimos el primilla que ya conocéis, pero días más tarde, en un paseo preventivo por la iglesia de Santa Cruz notamos en el patio bastante movimiento, así que decidimos echar un ojo.

Nos encontramos con los siguiente, tres cernícalos caídos, dos de ellos primillas y uno vulgar, que inmediatamente tomamos fotos y se las mandamos a mis amigos de GREFA para ver qué hacemos. Nos recomendaron cogerlos por qué la iglesia todavía es rondada por algunos gatos por la noche, y corrían con eso.

Sin embargo decidimos dejarlos porque habíamos visto a la madre vulgar traer ratones al pollo, y a los primillas bajar en alguna ocasión.

Un error, que no volveré a cometer.

Esa tarde, un colaborador nos comentó que había visto dos gatos en el patio, así que al día siguiente fuimos a por ellos.

Aquí la cosa se vuelve estúpidamente complicada, porque al salir de mi casa noté en un árbol un vencejo común apoyado en el tronco, UN VENCEJO!! ¿QUÉ NARICES HACE ESE BICHO AHÍ?

Los más lógico era pensar que se había caído del nido, que se encuentra arriba en un toldo, y que alguien lo ha puesto ahí. Genial, ahora tres cosas de las que preocuparse.

Fuimos a por los cernícalos, pero cuando llegamos nos encontramos que faltaba uno, que más tarde al entrar con el sacristán, notamos que lo habían matado los dichosos gatos y había muerto, pero el resto de ejemplares estaban vivos, algo asustados y delgadillos pero vivos.


Arriba en el nido otro de los hermanos esperando a la comida


Aquí el que no sobrevivió

Los cogí con relativa facilidad, y al llegar a casa, a las cajas nido. Después tocó el vencejo, que se había subido bastante por lo que mi madre tuvo que ir a por la escalerilla. En ese transcurso un hombre se paró ha hablar conmigo porque pensaba lo mismo que yo, que cómo podía estar eso allí. Tras traer la escalerilla y una escoba, con cuidado logramos hacer que el solo se tirase, para así cogerlo.

Esos bichos estuvieron bastante con nosotros hasta que Medioambiente se los llevó, el vencejo se lo llevó una amiga que los cría, y en ese transcurso, tú e yo que darles de comer, pollo SIEMPRE, porque las carnes rojas no las metabolizan bien.


Antes de que llegaran a por ellos, ese mismo día recogí otro Vencejo, este casi sin emplumar y muy pero muy desvalido, tanto es así, que tras darle una mosca, y dejarlo reposar medioambiente se lo llevó, pero murió en el camino.

Y ya por el veintitantos de julio, una nueva llamada entró al teléfono, un Autillo está vez, y en un colegio. Se lo habían encontrado moribundo perdido cerca de una valla. Los autillos saltan muy pronto del nido a las ramas, y si se caen los padres por la noche los siguen alimentando, sin embargo en su estado este no sobreviviría.

Me cayó muy en gracia este animal sinceramente 😅, era un máquina, durmió un rato, y después empezó a saltar para todos lados de la caja nido, mientras yo le daba pollito haciendo el canto de los padres, y el tío respondía y todo, mientras meneaba la cabeza con curiosidad. Actualmente está a la espera del Hacking de autillos junto a otros cuantos.

¿Qué quiero decir con esta entrada? Que no es un tema fácil básicamente. Que nadie se imagina el trabajazo que tiene esto por detrás y la cantidad de horas que hay que echarles a estos animales, que muchos opinan que son peligrosos, pero amigos mío, un primilla sin emplumar no te va a hacer ningún daño, más bien estará asustado de tí todo el rato.

Tenemos una comprensión equivocada de estos bichos, lo máximo que me ha pasado hasta ahora ha sido que el vulgar me araño un poco al meterle el pollo cuando ya estaba recuperado, pero poco más.

Eso sí, no cojáis pollos de este tipo de bichos sin conocimiento previo mejor llamad a las autoridades y que ellos se encarguen.

Un saludo camperos y nos vemos en una próxima entrada.


Martín, ¿eres tú?

El año pasado, un caluroso día 1 de agosto, mientras paseábamos por el parque San Pablo, recogimos del suelo un pequeño verderón caído, que apodamos con el nombre de "Martín" y que nos acompañó en gran parte de dicho mes y principios de septiembre, antes de otorgarle su deseada libertad.

Una tarea que no fue nada sencilla por mi inexperiencia en alimentar aves, y por el constante miedo al hecho de una posible muerte, cosa que nunca ocurrió y que me permitió abrirme un poco más a este tema de la recogida de aves caídas.

Está entrada comienza por el lejano mes de febrero de este mismo año, mucho antes de que el calor se impusiera y de que nos obligara a quedarnos en casa. Los lectores "añejos" del blog reconocerán rápidamente que mi pasión por las aves me ha llevado muchas veces a colocar, cambiar y restaurar multitud de comederos urbanos que coloco puntualmente en mi terraza para que las aves urbanas puedan alimentarse.

Durante el frío invierno, muy contrastado con el actual verano, una ola de gorriones se asomaban constantemente para alimentarse en el comedero casi todos los días, sin embargo, en una ocasión y mientras mi madre recogía la ropa tendida, dos verderones llegaron a la terraza, una hembra y un macho, que mientras uno comía, el otro observaba. Sin percatarse de su presencia, mi madre pasó hacia dentro, justo cuando se dió cuenta de las dos figuras verdes que ahora estaban a menos de dos metros de ella y sin apenas inmutarse.

Cuando el menda regresó del colegio, mi madre le contó la historia con lujo de detalles y más tarde yo mismo pude comprobar que esta pareja venía bastante a menudo, y que no parecían tenernos miedo.

Parecían, si me apuras, conocer la terraza de cabo a rabo, en especial uno de ellos que parecía ser el macho. Poco después comencé un experimento digamos dinámico, donde intenté replicar algunos conceptos de la vida del verderón Martín en su tiempo de cautiverio, para así comprobar que se trataba de él, esto porque nunca decidimos ponerle ninguna marca que lo identificara en el futuro.


Para mi sorpresa, superó varias de las pruebas, por no decir bastantes.

Él ha estado viniendo desde entonces junto a su pareja para beber, alimentarse y cantar aquí, incluso ha llegado a traer a sus dos polladas a la terraza para enseñarles como yo lo hice antaño con él.

Hace pocas semanas los verderones comenzaron a movilizarse en bandos para marcharse al campo tras el mes de septiembre, tiempo en el que desaparecen hasta casi primavera.

Ayer, tras varios días volvimos a verlos, bajaron a comer con nosotros en la terraza y más tarde se marcharon.

No tengo ninguna prueba total  que se trate del mismo verderón que se alimentaba en mis manos, pero tampoco tengo ninguna duda.


Solo puedo decir que haberlo criado, es de las pocas cosas que verdaderamente las repetiría cada vez que me lo pidiesen. Les deseo lo mejor a él y a su amada en todo este viaje.