Hola a todos camperos, escribo esta entrada con amargura agridulce para deciros que Martín, mi pequeño verderón rescatado ha conseguido liberarse con éxito y actualmente está libre.
Hoy no voy a decir la historia de cómo lo cogimos, simplemente hos voy a contar su liberación.
Estos días atrás le estuvimos introduciendo en la terraza para que conozca la zona, pero los primeros días de sacarlo le tenía tanto miedo al lugar que solo se posaba en mi cabeza, casi sin separarse.
En estos días comenzó a moverse algo más, y ya se movió por más lugares, posándose en su lugar favorito, la tela de una bici estática, donde volaba a todas horas.
También lo sacábamos dentro con nosotros, una anécdota, tengo un server de Minecraft con amigos, y el estuvo haciéndome compañía mientras matábamos al dragón 😅, durante un rato, después a la caja.
Le gustaba morder casi todo, incluso picando el cable del ratón del pc, o el de los auriculares, además le gustaba posarse sobre la jaula de mis mascotas, dos diamantes mandarines para verlos.
Hace unos días comenzó a desarrollar el canto de un verderón adulto, sonaba precioso, pero cada vez exigía más salidas, se enganchaba a la mosquitera esperando salir, incluso desarrollando un poco de genio, me llegó a picar más de una vez, todo esto muestra de su actual madurez.
Ayer por la tarde decidí soltarlo un rato, por la terraza, pero esta vez sin las cortinas echadas, ya que anteriormente, debido al pánico que le tenía al nuevo entorno se las echábamos por si se perdía.
Pues bien, lo solté, voló alrededor mío unas cuantas veces y posteriormente, de forma inesperada salió volando por un hueco entre el tejado falso y un cuartillo que tenemos.
Lo buscamos frenéticamente pero no lo localizamos.
Mi madre dijo que le pareció haberlo visto volar hacia las terrazas un rato después.
Como teníamos el toldo echado no pude ver su ruta, pero sabemos que salio hacia el campo, ya que pude ver su sombra reflejada por el sol.
Esta mañana mi madre logró verlo en la terraza, pero al no reconocerla ya que ella no se encontraba casi nunca cuando lo soltábamos salió volando.
Y así fue como Martín, de forma inesperada se autoliberó. Me gusta saber que fue su propia decisión salir por ese agujero, y que se vio listo y apuntó para salir.
Desde aquí, después de haberlo visto crecer, comer y volar desde pequeño, solo podemos desearle mucha suerte con su nueva vida, que consiga una pareja y que tenga mucha descendencia, y que tenga cuidado con los primillas y los gatos.
La moraleja es que, a pesar de toda nuestra poca experiencia, hemos conseguido devolverle su oportunidad de vivir la vida que ahora afronta con coraje, después de haber sido rezagado.
No sé, quizás pedía una rutina, y Dios me dió una, la mejor que pudo darme.
No hay comentarios:
Publicar un comentario