Resulta satisfactorio llevarse sorpresas cuando uno sale de pajareo por el pueblo, ya que aunque la fauna local sea casi en cualquier época del año la misma, no sé encuentra fuera del rango de rarezas que uno puede llegar a esperar.
Tras tres años de observación minuciosa de los parques y jardines ecijanos, uno se da cuenta de muchas cosas, pero uno de los casos que siempre me llama la atención son las palomas torcaces.
Resulta y resalta que estos bichos de gran tamaño son palomas "campestres", es decir que guardan cierta relación en sangre con sus parientes más urbanizados como las palomas domésticas, solo que a estas les falta esa chispa y picardía que el resto posee para invadir y ocupar nuevos territorios.
No es de extrañar ya ver palomas comunes en las ciudades, al contrario, se han vuelto una plaga que azota severamente el patrimonio de los lugares donde habitan, sin embargo, desde hace unos seis años aprox. se comenzó la notificación de palomas torcaces en los parques y jardines de algunos lugares dispersos por las provincias de Córdoba y Sevilla, y más tarde, en el 2023 se notificó la existencia de palomas de esta clase criando con éxito dentro de los parques San Pablo y Lourdes, así como en la corta del río y el Merendero.
La veda de torcaces es una mala época, un mes en el que tanto ellas como sus congéneres, las europeas, están en severo peligro de ser cazadas por los humanos que tratan de trincar las para hacer caldo al pichón.
Por esto, las torcaces, más listas que el hambre se movilizaron hacia el interior de las ciudades, ya que son lugares a donde los cazadores armados con escopeta no llegan, de ahí su expansión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario