Hace una semana, mientras volvía de dar un par de vueltas por la avenida del ferrocarril, haciendo carrera para entrenar un poco, noté en la zona de los pinos cercana a la calle Córdoba una figura inusual.
Muy bonitas las crías del gris, y muy confiadas también porque mientras el bullicio de la calle transcurre sin reparo en los pinos, los animales reclaman la comida a menos de un metro de altura.
Además tienen un camuflaje muy bueno, que los mimetiza con las ramas hasta tal punto que ni mi cámara las enfocaba demasiado bien.
No faltaron evidentemente los progenitores, que iban y venían para traer insectos al buche de sus ya no tan pequeños hijos.
Me ha sorprendido verlos tan cerca y tan en el casco urbano, ya que normalmente estos animales prefieren otros lugares para criar, sin embargo tienen el campo muy cerca, por lo que no es de extrañar que para ellos el lugar resulte casi estratégicamente perfecto.
Hace unos días volvimos a la zona y ya habían volado.
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