sábado, 2 de agosto de 2025

Un fino hilo entre la vida o la muerte

 ¿Sabéis?, como ya he mencionado en multitud de ocasiones, el verano deja estragos en nuestra fauna, no solo por lo aplastante que puede llegar a ser, o sus temperaturas, sino porque se convierte en una guerra activa de la que nadie se salva.

Se podría decir que hasta el momento, este ha sido de los veranos que más bichos nos ha tocado traspasar a GREFA o a Medioambiente, por no hablar de aquellos que no pudieron salvarse.

Son muchos factores los que hacen que sea más fácil o más difícil la tarea, a veces gatos o perros, otras veces su localización, y otras veces las mismas personas. Hoy vengo a con contaros un resumen de la experiencia.

Todo esto comenzó en el mes de junio una vez acabado el colegio, cuando recogimos el primilla que ya conocéis, pero días más tarde, en un paseo preventivo por la iglesia de Santa Cruz notamos en el patio bastante movimiento, así que decidimos echar un ojo.

Nos encontramos con los siguiente, tres cernícalos caídos, dos de ellos primillas y uno vulgar, que inmediatamente tomamos fotos y se las mandamos a mis amigos de GREFA para ver qué hacemos. Nos recomendaron cogerlos por qué la iglesia todavía es rondada por algunos gatos por la noche, y corrían con eso.

Sin embargo decidimos dejarlos porque habíamos visto a la madre vulgar traer ratones al pollo, y a los primillas bajar en alguna ocasión.

Un error, que no volveré a cometer.

Esa tarde, un colaborador nos comentó que había visto dos gatos en el patio, así que al día siguiente fuimos a por ellos.

Aquí la cosa se vuelve estúpidamente complicada, porque al salir de mi casa noté en un árbol un vencejo común apoyado en el tronco, UN VENCEJO!! ¿QUÉ NARICES HACE ESE BICHO AHÍ?

Los más lógico era pensar que se había caído del nido, que se encuentra arriba en un toldo, y que alguien lo ha puesto ahí. Genial, ahora tres cosas de las que preocuparse.

Fuimos a por los cernícalos, pero cuando llegamos nos encontramos que faltaba uno, que más tarde al entrar con el sacristán, notamos que lo habían matado los dichosos gatos y había muerto, pero el resto de ejemplares estaban vivos, algo asustados y delgadillos pero vivos.


Arriba en el nido otro de los hermanos esperando a la comida


Aquí el que no sobrevivió

Los cogí con relativa facilidad, y al llegar a casa, a las cajas nido. Después tocó el vencejo, que se había subido bastante por lo que mi madre tuvo que ir a por la escalerilla. En ese transcurso un hombre se paró ha hablar conmigo porque pensaba lo mismo que yo, que cómo podía estar eso allí. Tras traer la escalerilla y una escoba, con cuidado logramos hacer que el solo se tirase, para así cogerlo.

Esos bichos estuvieron bastante con nosotros hasta que Medioambiente se los llevó, el vencejo se lo llevó una amiga que los cría, y en ese transcurso, tú e yo que darles de comer, pollo SIEMPRE, porque las carnes rojas no las metabolizan bien.


Antes de que llegaran a por ellos, ese mismo día recogí otro Vencejo, este casi sin emplumar y muy pero muy desvalido, tanto es así, que tras darle una mosca, y dejarlo reposar medioambiente se lo llevó, pero murió en el camino.

Y ya por el veintitantos de julio, una nueva llamada entró al teléfono, un Autillo está vez, y en un colegio. Se lo habían encontrado moribundo perdido cerca de una valla. Los autillos saltan muy pronto del nido a las ramas, y si se caen los padres por la noche los siguen alimentando, sin embargo en su estado este no sobreviviría.

Me cayó muy en gracia este animal sinceramente 😅, era un máquina, durmió un rato, y después empezó a saltar para todos lados de la caja nido, mientras yo le daba pollito haciendo el canto de los padres, y el tío respondía y todo, mientras meneaba la cabeza con curiosidad. Actualmente está a la espera del Hacking de autillos junto a otros cuantos.

¿Qué quiero decir con esta entrada? Que no es un tema fácil básicamente. Que nadie se imagina el trabajazo que tiene esto por detrás y la cantidad de horas que hay que echarles a estos animales, que muchos opinan que son peligrosos, pero amigos mío, un primilla sin emplumar no te va a hacer ningún daño, más bien estará asustado de tí todo el rato.

Tenemos una comprensión equivocada de estos bichos, lo máximo que me ha pasado hasta ahora ha sido que el vulgar me araño un poco al meterle el pollo cuando ya estaba recuperado, pero poco más.

Eso sí, no cojáis pollos de este tipo de bichos sin conocimiento previo mejor llamad a las autoridades y que ellos se encarguen.

Un saludo camperos y nos vemos en una próxima entrada.


Martín, ¿eres tú?

El año pasado, un caluroso día 1 de agosto, mientras paseábamos por el parque San Pablo, recogimos del suelo un pequeño verderón caído, que apodamos con el nombre de "Martín" y que nos acompañó en gran parte de dicho mes y principios de septiembre, antes de otorgarle su deseada libertad.

Una tarea que no fue nada sencilla por mi inexperiencia en alimentar aves, y por el constante miedo al hecho de una posible muerte, cosa que nunca ocurrió y que me permitió abrirme un poco más a este tema de la recogida de aves caídas.

Está entrada comienza por el lejano mes de febrero de este mismo año, mucho antes de que el calor se impusiera y de que nos obligara a quedarnos en casa. Los lectores "añejos" del blog reconocerán rápidamente que mi pasión por las aves me ha llevado muchas veces a colocar, cambiar y restaurar multitud de comederos urbanos que coloco puntualmente en mi terraza para que las aves urbanas puedan alimentarse.

Durante el frío invierno, muy contrastado con el actual verano, una ola de gorriones se asomaban constantemente para alimentarse en el comedero casi todos los días, sin embargo, en una ocasión y mientras mi madre recogía la ropa tendida, dos verderones llegaron a la terraza, una hembra y un macho, que mientras uno comía, el otro observaba. Sin percatarse de su presencia, mi madre pasó hacia dentro, justo cuando se dió cuenta de las dos figuras verdes que ahora estaban a menos de dos metros de ella y sin apenas inmutarse.

Cuando el menda regresó del colegio, mi madre le contó la historia con lujo de detalles y más tarde yo mismo pude comprobar que esta pareja venía bastante a menudo, y que no parecían tenernos miedo.

Parecían, si me apuras, conocer la terraza de cabo a rabo, en especial uno de ellos que parecía ser el macho. Poco después comencé un experimento digamos dinámico, donde intenté replicar algunos conceptos de la vida del verderón Martín en su tiempo de cautiverio, para así comprobar que se trataba de él, esto porque nunca decidimos ponerle ninguna marca que lo identificara en el futuro.


Para mi sorpresa, superó varias de las pruebas, por no decir bastantes.

Él ha estado viniendo desde entonces junto a su pareja para beber, alimentarse y cantar aquí, incluso ha llegado a traer a sus dos polladas a la terraza para enseñarles como yo lo hice antaño con él.

Hace pocas semanas los verderones comenzaron a movilizarse en bandos para marcharse al campo tras el mes de septiembre, tiempo en el que desaparecen hasta casi primavera.

Ayer, tras varios días volvimos a verlos, bajaron a comer con nosotros en la terraza y más tarde se marcharon.

No tengo ninguna prueba total  que se trate del mismo verderón que se alimentaba en mis manos, pero tampoco tengo ninguna duda.


Solo puedo decir que haberlo criado, es de las pocas cosas que verdaderamente las repetiría cada vez que me lo pidiesen. Les deseo lo mejor a él y a su amada en todo este viaje.

martes, 29 de julio de 2025

Aguiluchos, conejos y alcaudones

 Buenas a todos, el pasado día estuvimos andurreando un rato por la zona de la vía verde de Écija, dirección Villanueva.

Hicimos el camino largo, que pasa por el conocido aquí como el cortijo de los mochuelos, baja y cruza por un grupo de eucalipto y rode el cerro donde se encuentra el polígono industrial, para después regresar.

Era evidente que con el calor y la cámara a cuestas no íbamos a llegar a Villanueva, pero bueno, aquí dejo lo que pudimos observar.

Al llegar a la parte de arriba del camino, nos topamos con un camino seco y amarillento, muy amarillento ya que la mayoría de plantas se han secado por la calor, además la proliferación de insectos ha hecho que multitud de moscas y mosquitos no nos dejasen tranquilos ni un momento, así que el paso fue ligero.

Para cuando llegamos al cortijo de los mochuelos, ya habíamos hecho medio camino, camino en el que no nos topamos con da, algunas Cogujadas y Alondras pero nada fuera de lo común.

Llegando al cortijo decidí echar un vistazo con la cámara para intentar localizar algún Mochuelo, tal fue mi sorpresa que justo en ese momento un de ellos saltó al tejado, y unos minutos después otro.


 Un Girasol muy feliz por el peso que le han quitado de esas pipas jiji

Ya al pasar del cortijo notamos otro momento de calma hasta llegar casi a los eucaliptos, nada fuera de lo común salvo unas cuantas Carracas europeas, las cuales ya habíamos visto anteriormente en el cortijo junto a los Mochuelos y algún vulgar que se vino a los postes de luz para cazar, y que más tarde mi menda acabó por espantarlo.


Carraca europea


Nubes de tormenta se nos echaron encima, y claro, la incertidumbre de si te va a llover es mucha, sobretodo y aún peor cuando sabes que tu bolsa de la cámara tiene un chubasquero, y no sabes dónde, aunque resultó que al final no llovió nada.

Al llegar a los eucaliptos notamos a un ejemplar de conejo sobre el cerro muy muy quieto, casi inmóvil.


Conejo común, (Oryctolagus cuniculus), parecía que había visto algo que no le gustó un pelo


Comportamiento que suelen tener las especies cuando detectan algún peligro cerca, sin embargo nunca detecté nada por la zona, ni si quiera tras echar un ojo con la cámara, por lo que no sé con certeza que le pasó.


Más adelante noté en un viejo eucalipto seco varios pollos de Alcaudón común, volantones que a pesar de lo emplumados que estaban aún llamaban a los padres 


Alcaudón común joven


(Lanius senator)

Continuamos nuestro viaje hasta volver para llegar al fresquito del aire acondicionado y el sofá, lo más notorio fue la cantidad de Golondrinas comunes que había en la zona, y también los conejos, que no parecían tenernos mucho miedo y pasaban a su bola por el lugar.

Más adelante por la zona del polígono industrial localizo este ejemplar de Aguilucho cenizo joven, mientras oteaba el suelo en busca de presas y asustaba a los estorninos.


Aguilucho cenizo joven


A la vuelta, volví a localizar a uno de los ejemplares de Alcaudón sobre un árbol de Paraíso


Y de postre, un vulgar haciendo cernidos

Eso ha sido todo por hoy camperos, un saludo y hasta otra.

sábado, 26 de julio de 2025

Revisando el estado de las invasoras de rabadilla roja

Bueno gente, hacía tres meses que no actualizaba la entrada con respecto a los nidos de golondrinas del campo de mi abuelo y su evolución, tras ser invadidos por dáuricas.

Hace unos días fuimos para revisar los nidos y ver así, que se cocía tras la cría de ambas especies, aquí los resultados.


Ratonero común en el camino


Pinzón vulgar en las huertas, curioso avistamiento porque antes no la había visto por el lugar, ya que no se corresponde con los gustos de ellos.

Vale, comenzamos con la movida. El panorama quedó de la siguiente forma:

Nidal artificial para comunes: Ocupado por Golondrinas dáuricas, pero no terminado.

Nido de comunes de al lado: Ocupado por dáuricas, este si utilizado.

Golondrinas comunes del nidal artificial: Trasladadas al porche de las cuadras.

 Entonces, la pregunta que hasta el menda se hacía en el momento:¿Qué narices ocurrió al final?

En pocas palabras, las Golondrinas comunes lograron sacar dos puestas, una en el coco y otra en el nido construido por ellas en el porche de las cuadras, han sido cuatro pollos en total, que ya han salido del nido y han conseguido independizarse con éxito.


Los padres van a alimentarlos con bastante frecuencia.


Por el lado de las invasoras rabadillas rojas, ocupas indoafricanas, constructoras tubulares...

Pues resulta que tras la sesión de fototrampeo, la hembra se metió a criar y no salió 😅, literalmente no salió hasta que las crías no nacieron al completo. Mi abuelo que revisaba el nido no logró ver como los adultos le traían comida a los pollos, ya que las dáuricas son muy esquivas, por lo que pensó que el chalet adosado estaba abandonado.

Una semana después las crías volaron. Al entrar al camino pudimos ver uno de los adultos volando, y junto a las comunes una de los volantones, que no sé cuantos hay en total.



Se puede apreciar los excrementos en la entrada


Me disculpo por la calidad de las imágenes, están sacadas desde dentro del coche para que no se espante.


Volantón de Golondrina dáurica junto a las comunes

Y ya para acabar, a la entrada del camino nos cruzamos con un Zorrillo joven, que cruzaba la carretera, para llegar a los almendros.



Un saludo y nos vemos en una próxima entrada.